Mapoteca Manuel Orozco y Berra
Son un mapa y dos planos, científicos, sin color. El primero, “Costas occidentales de la Nueva España septentrional, de la California, Japón, Mindanao y Celebes” es un mapa de tipo “portolano”, destinado a auxiliar la navegación, que registra principalmente las poblaciones costeras y las islas, rocas y bancos de arena en el océano, y exagera los obstáculos y peligros para prevenir a los navegantes. Desde Acapulco hasta más allá de Mendocino, en la Alta California, se nombran más de un centenar de cabos, reales y puertos.
El océano está enteramente atravesado por líneas que irradian desde una estrella o rosa de los vientos de ocho puntas, coronada por una flor de lis que marca el norte.
Hacia las islas Marianas los nombres de las islas se vuelven explícitos: “Véla con tiempo”, “Guárdate de él”, “El descuido”, “Parece vela”, “Mira por vos”. Fuera de Japón, “Rica de plata” y “Rica de oro” son las legendarias islas pletóricas de riquezas, fábula que echó por tierra el esfuerzo diplomático de Sebastián Vizcaíno, enviado por el virrey novohispano Luis de Velasco al Japón en 1611 y cuya codicia disgustó a los gobernantes japoneses.
El plano del puerto de Acapulco, abajo a la derecha, revela antiguos nombres de lugares, como Ciudad de San Diego de Acapulco, Castillo de San Felipe, puerto y aguada de los Peruleros, Tabunco, Manzanilla, la isla del Grifo y Piedras de la Candelaria, junto con los conocidos Icacos y puerto del Marqués.
No tenemos datos del autor.
Agradecemos a Carlos Vidali, de la MOB, por varias aclaraciones geográficas.