Universidad Iberoamericana
Esta carta del jesuita francés Taillandier describe su azaroso viaje por mar en 1707-1708 desde San Malo, Bretaña, Francia, hasta Filipinas y de ahí a Ponticherry o Puducherry, en la India francesa. El periplo incluye Tenerife, Santo Domingo, Cuba y su recorrido por México, y de ahí las islas Marianas, Manila y Siam. "La vuelta desde Manila a Acapulco es tan enfadosa y peligrosa, como la de Acapulco hasta Manila es fácil y agradable."
Entre diversas aventuras y observaciones náuticas, el relato es apreciado por sus observaciones sobre la Nueva España de entonces. Escribe Taillandier que Carlos V preguntó a un español recién venido de México, "¿cuánto distaban entre sí en México el invierno y el verano? Y le respondió: El tiempo, señor, que basta para pasar del sol a la sombra" (p. 259). Recorriendo la sonda de Campeche rumbo a Veracruz, el francés comenta acerca de los "nortes", que merecían el nombre de "chocolateros" (pp. 251-252): "no son por lo común, muy violentos, y los llaman los españoles Norte Chocolatero, porque no les impiden batir su chocolate". Y la ciudad de México le merece este agudo comentario (p. 259):
Si se hace reflexión sobre la cantidad de plata que entra cada día en la Ciudad, traída de las minas, si se considera la magnificencia de las iglesias y otros edificios, el número grande de coches que ruedan sin cesar por las calles, y las inmensas riquezas de muchos españoles, se formará la idea de una de las primeras y más opulentas Ciudades del Mundo. Pero por otro lado, cuando se mira a los Indios, que hacen la mayor parte del Pueblo, tan mal vestidos, sin camisa y descalzos, nadie se persuadirá que es tan rica la Ciudad.