Mapoteca Manuel Orozco y Berra
Mapoteca Manuel Orozco y Berra
Al calce añade: "Reimpreso con algunas adiciones en 1786 por Don Joseph Alzate". Y junto a esto: "Francisco Aguera Bravo gravó".
Amerlinck sostiene que la reimpresión se hizo en México en la Imprenta Nueva de D. Joseph Francisco Rangel, en el Puente de Palacio. El Mapa de las aguas apareció en la Gazeta de literatura de México, de Alzate, el 19 de octubre 1790 (México, 1788-1794, v. 2, núm. 4).
En este mapa el norte se encuentra la izquierda (donde iría el oeste). Se centra sobre la laguna de Tescuco, que aparece alimentada por el arroyo de Coatepec, el río de Tescuco, el río de Papalotla y el de Teoticuacan, todos provenientes de la "provincia de Tescuco". La laguna de Chalco, al sur, vierte sus aguas al oeste de la primera. En el NO de la laguna de Zumpango, conectado con el río de Guautitlan (Cuautitlan), aparecen el "tajo abierto" y el Real desagüe, cerca de Nochistongo y de Huehuetoca, por donde drenaba ese lago hacia el valle de Tula, obra del cosmógrafo Enrico Martínez a principios del siglo XVII. Indicaciones en el mapa muestran claramente que su tema es el de las inundaciones de la ciudad de México y cómo resolverlas. Don Carlos de Sigüenza y Góngora, su autor original, era el Cosmógrafo del Reino de la Nueva España. Sin embargo, el mapa de Sigüenza se perdió, sólo se conocen copias que pudieron adulterar el original. Además, no se basó en estudios de campo, sino en otro mapa que a su vez contenía errores. El estudioso de la ciencia Elías Trabulse escribió sobre él:
Este mapa fue dibujado por Sigüenza hacia 1691 y a pesar de los elogios de Alzate resulta bastante rudimentario: sus posiciones geográficas son muy imprecisas, la orografía es decorativa y la hidrografía está mal delineada (...)
El mapa original, con el mismo título, fue grabado por Antonio Moreno para ilustrar la obra de D. Joseph Francisco de Cuevas Aguirre y Espinosa, Extracto de los autos de diligencias, y reconocimientos de los ríos, lagunas, vertientes, y desagües de la capital México, y su valle... México, Viuda de D. Joseph Bernardo de Hogal, 1748.
Bastan ver algunas de sus obras para saber que no tenía tanta precisión en el trazo como sus contemporáneos el grabador Tomás Suria, el dibujante José Guerrero, Larrea o un tal Águila, cuya "Castilla elástica" es excepcional. Sus trazos, muy sueltos, y sus perspectivas dejan mucho que desear".
No creo que haya pasado por la Real Academia de San Carlos, que inició actividades en 1785, ya que Aguera se encontraba activo como ilustrador del importante impresor Felipe de Zúñiga y Ontiveros (1717-1793), responsable de la Gazeta de literatura (1788-1789) y después de la Gazeta de literatura de México (1790-1795), ambas publicaciones editadas, dirigidas y escritas por el científico Joseph Antonio Alzate Ramírez. La reproducción más antigua de Aguera está integrada por tres dibujos y anotaciones. Las primeras dos son vistas del cerro de Xochicalco, de Cuernavaca a Miacatlán, y la restante es una perspectiva área. Esta lámina apareció el 15 de enero de 1788 en la misma gaceta. En la parte baja, del lado izquierdo, puso "Aguera Fec".
"Agüera plasmó un mapa hidráulico de la cuenca de México, que esbozó el erudito Carlos de Sigüenza y Góngora, con adiciones de Alzate en 1786, apareció el 19 de octubre de 1790 en esa gaceta. En la parte inferior derecha el grabador estampó su "Francisco Aguera Gravó". Es de notar que el dibujo tiene dos perspectivas: una aérea y otra a nivel del suelo, ya que solamente así pueden verse esos cerros que dibujó.
un detalle me llamó la atención cuando descubrí, en el libro de Antonio de León y Gama, Descripción histórica y cronológica de las dos piedras (1792), que las magníficas ilustraciones de la Coatlicue y la Piedra del Sol (los dos monolitos estudiados por León y Gama), realizadas con la técnica del grabado a buril sobre cobre, aparecen reproducidas sin el crédito del autor y es hasta mucho tiempo después cuando encontraría el nombre del artista ilustrador de estas piezas, Francisco Agüera, en un catálogo de una exposición de grabados.
Entre sus grabados más conocidos se cuentan los 18 que ilustran la muy conocida sátira moral de fray Joaquín Bolaños, La portentosa vida de la muerte, destacada sátira moral, de cuya crítica y fina ironía hacen perfecto eco los grabados que la acompañan, y que al haberse publicado el mismo año que los arqueológicos, dan prueba de la amplia gama de su talento.